Domingo, 20 de Febrero.

Al igual que ayer la mañana de este domingo se ha levantado como a Manuel Binoy le gustaría que se levantaran todas las mañanas de su vida, con buen humor en su carácter, orden y claridad de ideas en su cabeza, ganas de correr en sus piernas, estabilidad y equilibrio en su estado de ánimo y buena temperatura en el ambiente; a las ocho en punto he salido de casa vestido para la ocasión; en la esquina convenida he recogido a Toni Sánchez y a Xavier Vera, nos hemos saludado, nos han bastado pocos segundos para darnos cuenta de que el buen rollo y la perfecta sintonía entre nuestras diferentes personalidades siguen siendo las adecuadas para disfrutar de un entreno sin fisuras y en perfecta camaradería, y sin más preámbulos por nuestra parte y teniendo la sensación de que lo íbamos a pasar en grande hemos empezado a correr; la idea era llegar hasta Cunit a un ritmo moderado y hacer la vuelta más rápida, aumentando la velocidad progresivamente y así lo hemos hecho y así nos ha salido y han sido testigos de ello un perro que nos ha salido ladrando de una casa en el kilómetro siete aproximadamente, un grupo de ciclistas, dos señoras caminando a paso ligero y en animada charla, las olas del mar llegando mansamente a la orilla y depositando allí todo su misterio, un avión cuyo origen y destino era toda una incógnita para nosotros, algún que otro corredor al que no hemos dudado en saludar efusivamente tal y como mandan los cánones de las buenas maneras, una pequeña tribu de jóvenes trasnochadores cuyo aspecto y miradas cansadas nos han recordado a nosotros mismos unos cuantos años atrás y al final las sensaciones han sido mejor de lo que esperábamos; hemos terminado contentos, satisfechos con el entreno realizado y con dieciocho kilómetros disfrutados y corridos a conciencia.