Todavía con el aliento de los jabalíes soplándome en el cogote, mirando atrás de tanto en tanto, vigilante y en tensión, pendiente de cualquier movimiento sospechoso en los matorrales, pero apoyado en la confianza que me daba ir acompañado de Xavier "la tentación", ésta tarde, si haberlo previsto de antemano, me han salido un total de diecisiete kilómetros de carrera continua y si tuviera algo que destacar sería el hecho de que la Kalenji, las Pegasus y la camiseta de manga corta, después de haber firmado la semana pasada el tratado de no agresión, se han portado de maravilla y no me han dado ningún problema; todo lo contrario, se han limitado a estar cada una en su sitio y a facilitarme las cosas como a mí me gusta y como creo que me merezco; ha sido un entreno tranquilo y relajado y a seis kilómetros del final el cielo de Barcelona, por fin, se ha roto en mil pedazos, se ha puesto negro como la noche más oscura y lanzando truenos y relámpagos indiscriminadamente ha descargado una tormenta de verano que nos ha dejado mojados hasta las orejas, empapados de agua, pero más frescos que una lechuga.
lo pasaste bien...me alegro
ResponderEliminarpor coimbra aún que la temperatura ha bajado unos grados, nada de água, ademas de la que metemos nosotros
abrazo
Qué ricas saben esas tormentas imprevistas...
ResponderEliminarMe alegro que la equipación vaya haciendo equipo, nunca mejor dicho...
Las tormentas de verano son un regalo. Por aquí hace ya tiempo que no descarga de verdad salvo el otro día que era casi barro.
ResponderEliminarEsa de lluvía de verano es una bendición del cielo sobre todo si es al final del entrenamiento
ResponderEliminarGran fin de fiesta, con espectáculo pirotécnico natural!!!.
ResponderEliminarPor aquí esta mañana había bajado la temperatura 14º.
Genial Manuel, que todos tus complementos se lleven bien y te dejen correr a gusto.
ResponderEliminarSaludos
Quique
Buenas Manuel!!! Lo de los jabalíes no me pilla de nuevo. Aquí también surgió el caso de una persona que iba paseando tranquilamente por el bosque y tuvo que subirse a un pino para que no se lo comieran dos jabalíes. El otro día, haciendo las series en cuestas, escuché el ruido que hacen y me acojoné, por lo que decidí salir del sitio donde estaba. Espero que sea tu último encontronazo con estos animales, normalmente suelen atacar cuando se ven amenazados o intuyen que pueden hacerle daño a sus jabatos. Un abrazo y nos seguimos leyendo!!
ResponderEliminarHola Don Manuel.
ResponderEliminarAunque hace algún tiempo que le sigo (a través del Blog) y disfruto de sus experiencias que nos cuenta de manera tan instructiva, no me había decidio a comentarlas. Al fin lo he hecho, y a partir de ahora espero poder seguir disfrutando de sus tan valorados comentarios por parte del mundo bloguero. También sería un placer poder compartir con usted alguna salida por mis tierras del Garraf (que sé de buena tinta que de manera frecuente las recorre) y esperar tener la suerte de poder ser perseguido por jabalíes o sufrir esas agradables tormentas de verano.
Lo dicho, un verdadro placer y ¡ hasta pronto!
Seguro que la tormenta hizo que tuviéseis un final más rápido, solo por buscar algo positivo al chaparrón.
ResponderEliminarUn saludo.
Habrá que hacer un estudio meteorológico sobre la influencia de las carreras de Manuel Binoy en la formación repentina de tormentas en el área de Barcelona, no es la primera y parece que no va a ser la última! Este estudio debe complementarse con una investigación acerca del comportamiento de los jabalíes en la Carretera de les Aigües, o algunos extraños fenómenos acerca de gorras o zapatilas que hablan, de nuevo relacionadas en el espacio y el tiempo con los entrenamientos de Manuel...
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