domingo, 11 de enero de 2009

Domingo, 11 de Enero

Son las siete y cinco minutos de la mañana. Hoy me he despertado con muy buenas sensaciones con respecto a mí mismo. Después de quince años vuelvo a escribir de una manera metódica y ordenada, con algún propósito concreto, con la firme intención de asomarme a las páginas de este diario con bastante regularidad, sin ninguna pretensión, sólo por el hecho de pasar el tiempo y dejar constancia de pequeñas cosas, insignificantes apuntes, comentarios y chorradas que se me puedan pasar por la cabeza en cualquier momento. Hoy correremos la media maratón de Sitges. No tengo muy buenas prespectivas de poder hacerlo bien. Ayer por la noche le comenté a Eaglerun que podríamos correrla juntos y me dijo que sí, que vale, que de acuerdo, pero que no tirara demasiado, que tal vez no podría seguir mi ritmo. Le dije que no se preocupara, que si salíamos juntos llegaríamos juntos a la meta e intentaríamos hacer un buen tiempo y disfrutar de lo que más nos gusta en este mundo, correr, correr y correr. No quiero pecar de pedante, pero mi experiencia me ha demostrado que un alto porcentaje de las personas que nos dedicamos a correr de una manera asidua somos especiales, desarrollamos una serie de valores que son perfectamente transportables a la vida diaria y eso se nota en el trato, en el comportamiento que tenemos con los demás, en nuestros respectivos trabajos, en fin, en toda una serie de actividades que serían muy largas de ennumerar en este momento. Por la tarde. Son las diez de la noche. Acabo de dejar a mi hija en su casa, en el piso de su madre, mi ex mujer. Estoy separado desde hace unos meses y en honor a la verdad debo confesar (y lo hago desde lo más hondo de la modestia) que me siento muy orgulloso tanto de mi mujer como de mis hijos, porque ésta ha sido una separación en la que por parte de los cuatro ha predominado en todo momento la cordura, el buen entendimiento, la inteligencia y el respeto mutuo, la amistad y por encima de todo la sinceridad, valores (entre otros muchos) que mis padres consideraron importantes para mí y que yo he intentado transmitírselos a mis hijos. En otro orden de cosas debo decir que la media maratón de Sitges, tanto para Carles Aguilar (Eaglerun) como para mí, ha sido todo un éxito y los dos estamos contentos y satisfechos con los resultados obtenidos. El ha conseguido bajar de una hora cuarenta minutos (barrera que no conseguía romper desde hacía un año) y yo (corriendo a su lado y haciendo el mismo crono) me he sentido muy bien, he disfrutado y me he alegrado por él, no ya porque tengamos una buena amistad, sino porque el hecho de haber parado el reloj en una hora y treinta y ocho minutos, después de haber corrido veintiún kilómetros, es un merecido premio a un año de esfuerzos y de voluntades, sacrificios y moral a prueba de bomba, cojones para superar una lesión que lo ha tenido parcialmente varado durante unos meses y más cojones para volver a recuperar la forma y poner su cronómetro personal donde tiene que estar. Felicidades Eaglerun. (Total kilómetros a la semana: 82)

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