viernes, 24 de febrero de 2012

Estimada señorita Prudencia Wells: le escribo en nombre de mi señor el gran visir Tintoré"Le fou" y si no lo hace él personalmente no es porque no lo desee fervientemente, sino porque a pesar de que el curso de ortografía al que está asistiendo ya está a punto de finalizar todavía no las tiene todas consigo y se moriría de vergüenza si tuviera que escribirle una carta de su puño y letra en las que con toda seguridad las faltas de ortografía serían más numerosas que las partículas de Hache dos O en el Oceáno Pacífico; es por ello que me pide que le envíe un beso de parte de sus labios y que sintiéndolo en lo más profundo de su corazón le haga saber que no la acompañará en ese viaje que tan amablemente y con tan buenas intenciones le ha organizado; debe saber tan bien como yo que nuestro señor no es amigo de moverse demasiado y  no le gustan los cambios ni alejarse mucho de su lugar de residencia; la mayor parte de su vida ha sido una búsqueda casi obsesiva de la rutina y de la constancia entendida como el camino más directo a la tranquilidad y ahora  que por fin está disfrutando de ellas teme perderlas si cambia de hábitos aunque sólo sea por un corto período de tiempo; también quiere que le diga que no  se preocupe ni por él ni por el estado físico de su persona; está contento, relativamente feliz y a gusto consigo mismo, descansando estos días de correr, pero ya me ha hecho saber que el domingo por la mañana se calzará sus inseparables Nike Pegasus 28 y dejará atrás todo lo que tenga que dejar y volverá a ser el runner serio y metódico que a  usted y a mí tanto nos gusta que sea; por cierto, y esto último que quede entre usted y yo, si tenemos en cuenta que ya tiene los billetes y la  reserva del hotel hecha me atrevo a sugerirle que no sería una mala idea aprovechar la circunstancia y siempre y cuando a usted no le moleste viajar en compañía de un humilde escriba fariseo podríamos concretar hora y día y lanzarnos a la aventura; quién sabe, la historia de la humanidad está llena de amores imposibles que al final han acabado materializándose a pesar de  las diferencias, sin otro particular y agradeciéndole su interés y sus muestras de  amistad mi señor el gran visir Tintoré "Le fou" se despide de usted enviándole un beso en la frente y yo sigo manteniendo viva la esperanza; nunca he viajado en el Transmongoliano y menos todavía en compañia de un pedazo de mujer como usted. (En la fotografía, Prudencia Wells; su sola mirada bien vale nueve mil kilómetros.)

7 comentarios:

  1. Que acelere el gran visir ese curso de horticultura, porque como se vaya de viaje con la señorita Wells el amigo escriba, la que se va a liar... ;)

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  2. A ver, por partes.

    Escribano:

    1º- Tiene usted el rostro más duro que el hormigón de las presas.
    2º- No es ud. en absoluto un digno merecedor de las atenciones con las que tan inlustre dama, la Srta. Wells pudiera agasajar a su señor.
    3º- El acto de traición conyugal es castigado con pena de tortura y destierro en el reino de su señor y en todos los reinos del mundo.
    3º- Rece ud. al dios/es en los que crea para que el gran Visir no lea jamás este escrito.
    4º- Debe conformarse con tener el privilegio, no solo de servir a su señor en lo que a los temas de redacción se refiere si no a lo que se le antoje si ud. fuera requerido para otros menesteres que a su excelencia le parezcan.

    VISIR:

    1º Solo un único punto para vuecencia si es que pueda llegar a leer esto algún dia y el traidor de su escribano no lo manda a la papelera de reciclaje: agradecido con su ofrecimiento de los perros afganos para el día de la carrera déjeme ofrecerle a su ilustrísima por mi parte una manada de Linces-Ibéricos-Madrileños, los cuales entreno a base de pasar hambre y calamidades varias para si los quisiera utilizar contra su escribano. Le advierto que llevan varios días pasando hambre.

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  3. Si falla Prudencia siempre le quedará Paris, o las Pegasus 28.

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  4. Que le corten la cabeza a ese Escribano!. No merece tener tal Señor. Sirvan en bandeja de plata la cabeza de este rufián y enviasela a la a ofendida Srta. Wells. Haremos llegar este escrito a su Señoria el Gran Visir, para que tenga constancia de quien es su Escribano y como se las gasta este sujeto.

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  5. Ya quisiera yo conocer para mi a esa bella dama llamada Prudencia. Que tire la primera piedra el que nunca ha deseado estar con tal señora... Bueno: ya empiezo yo tirando la primera.

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  6. Pues si su Sr. no quiere compartir semejante viaje con dicha mujer, hace Ud. muy bien en aprovechar en cortejar a dicha dama, que la vida son dos días y hay que aprovecharlos¡¡¡¡

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