viernes, 13 de enero de 2012

Escribo la entrada correspondiente al día de hoy a vuela-pluma, con prisas, casi sin tiempo o con un tiempo limitado, con el aliento de mi señor soplándome en el cogote; acaba de llegar, todavía no se ha duchado; "Lo primero es lo primero", me dice; "Escribe", me ordena; "Lo demás puede esperar", sentencia; el sudor de un visir no huele igual que el sudor de un plebeyo; es diferente; no sé cómo explicarlo, pero no es lo mismo; es más bien una cuestión de narices, se huele o no se huele, aquí no sirven las palabras; "No te vayas por las ramas", se impacienta; "Ves al grano, fariseo", me sigue ordenando; lo tengo a mis espaldas mientras yo estoy sentado ante la pantalla del ordenador; no me gusta nada trabajar bajo presión; prefiero escribir cuando estoy a solas y sin nadie a mi alrededor; la concentración es fundamental en cualquier actividad de la vida; "Díles lo que me ha sucedido hoy", me interrumpe mi señor, "explícales primero el motivo por el que me he puesto de tan mala leche y a continuación de qué manera tan mágica y sorprendente ha cambiado mi humor después de haber corrido setenta y cinco minutos; ahora voy a ducharme y a la vuelta revisaremos el texto por si hay que modificar algún matiz; !empieza!;" 

Esta tarde mi señor el gran visir Tintoré "Le fou" ha recibido la agradable visita de  su señora madre la gran visira Tintoré, una mujer grande, una mujer blanca, una mujer limpia, una mujer embarazada de nueve meses y un día a quien nunca le importó lo más mínimo ni el grito desgarrado de su cuerpo ni la pérdida irremediable de  su sangre a la hora de estirarse en la cama con las piernas abiertas y sentir cómo las manos enguantadas del médico intentaban sacar a mi señor a la luz del mundo a pesar de que él gritaba "no quiero salir", y la gran visira Tintoré, su madre, empujando desesperadamente con todas  sus fuerzas, estaba dispuesta a seguir empujando una y otra vez hasta el límite real de sus posibilidades con tal de que mi señor pudiera nacer y sentir la emoción de ser un trozo de nada caído del cielo, el producto natural del amor entre un hombre y una  mujer, apenas tres kilos de grasa manchados de sangre, y antes de que pudiera darse cuenta ahí estaba mi señor, cuidadosamente envuelto en una sábana de hilo blanco, respirando, viviendo, sintiendo por primera vez en su vida la proximidad de ese pecho rojo y caliente que subía y bajaba a medida que sus labios de recién nacido iban succionando ese primer alimento natural, esa primera leche materna cuyas propiedades nutritivas le han ofrecido la posibilidad de crecer y convertirse en lo que es ahora, un hijo modélico que cuando recibe la visita de su señora madre es de obligada cortesía acompañarla a una sala de bingo y jugar un número indeterminado de  cartones hasta que su señora madre dice basta o hasta que la economía familiar decae hasta el punto cero; eso es exactamente lo que ha sucedido; mi señor ha pillado un cabreo de mil pares de narices, por no emplear otra expresión, cuando a las ocho y media de la tarde ya había perdido cincuenta mil malavaríes, que al cambio oficial serían unos treinta euros aproximadamente; acto seguido ha dejado a su señora madre en palacio y sin pensárselo dos veces se ha cambiado de ropa, ésta vez sin la colaboración de su ayudante de cámara, se ha calzado sus inseparables Nike Pegasus 28 y  ha salido a correr, completando un total de setenta y cinco minutos de carrera continua, lo cual le ha hecho regresar a palacio mucho más contento, de un humor excelente y olvidada para siempre la irremediable pérdida material; buenas sensaciones que han sido festejadas con una cena junto a su madre  y demás hermanos en el comedor de los Reyes Antiguos, reservado sólo para las grandes ocasiones.

10 comentarios:

  1. Bueno pues a la vista de todo lo material que nos queda por perder gracias a las subidas de impuestos que se nos vienen encima, trataré de emular al gran visir y que se me pase la mala leche quemando suela de zapatillas hasta que me salgan los pies por debajo, ya que como está la cosa hay que llevarlas hasta su ultima zancada.

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  2. Como siempre correr es un balsamo para casí todo.

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  3. Se me olvidaba, creo que vas a la media de Sitges, si es así espero que nos conozcamos en persona.
    Saludos

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  4. No hay nada que un buen entrenamiento no cure, o no haga olvidar los malos momentos vividos durante el día.
    Que otro día la suerte os acompañe.
    Un saludo.

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  5. jejeje, si lo dice la señora madre, al bingo se ha dicho, que unos cartones son sagrados! y después ya habrá tiempo para correr!!

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  6. Si te hubiera tocado el bingo, también habrías salido a correr, estoy seguro... :)

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  7. Eres un Visir con todas las letras MANUEL.
    Gratas palabras las tuyas.

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  8. Desde luego, las desventuras de tu gran visir merecían que fueran publecadas, menos mal que te dió por hacerlo a ti. Gracias por los ánimos y suerte en esa vuelta a las carreras.

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  9. las madres, todas iguales,... hoy la mia me ha dado unas empanadillas caseras de verduras para chuparse los dedos ;)

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