viernes, 30 de diciembre de 2011

Si tuviera que destacar algo del entreno de hoy sería el hecho fortuito de que subiendo por la Vía Layetana, faltando cinco minutos para terminar, me he llevado por delante a una turista japonesa; todavía no me explico por dónde ha salido ni de qué manera se ha puesto delante de mí, pero lo cierto del caso es que empujado por la inercia de la carrera (llevaba un ritmo molto vivacce), y sin poder hacer nada para esquivarla, me la he comido materialmente, vamos, que me la he tragado entera; no he podido hacer otra cosa, ha aparecido de repente, surgida de dios sabe dónde y cuando he querido darme cuenta, por un puro instinto de superviviencia, mis dos brazos han cogido los suyos y durante unos segundos hemos estado haciendo el tonto en una especie de baile absurdo y desordenado cuya única finalidad era mantenernos en pie y no caernos al suelo; al final todo ha quedado en un susto, más bien ha sido un sobresalto, y después de las disculpas de rigor cada uno ha seguido su camino; ella no sé adónde y yo a casa, a estirar los músculos y a ducharme; por cierto, hoy he repetido el entreno de ayer, es decir cuarenta minutos+tres cambios de diez minutos recuperando tres y diez minutos más de regreso; en total, de puta madre; mi vida y mi estado de ánimo, así como mi cuerpo y mi cabeza, siguen todos ellos estabilizados en un estado que podríamos denominar normal tirando a alto, sin fisuras y en un equilibrio más que aceptable; sé por experiencia que esto no va a durar eternamente, que el día menos pensado, cuando menos me lo espere y sin que pueda hacer nada para evitarlo, se reventará la burbuja, para utilizar una expresión al uso, y empezarán las desavenencias, las dudas, las fricciones, las peleas, y ese otro yo que habita conmigo porque no tiene dónde caerse muerto se despertará cuando le venga en gana, no tiene horario fijo, y sólo para tocarme los cojones, perdón por la expresión, pero es así, me apartará, tomará el mando, me arrinconará de mala manera y me obligará a  cuestionarme hasta la manera de respirar y a plantearme la utilidad de mi propia persona y de la vida que llevo; pero estoy preparado; sólo espero que cuando llegue ese momento siga corriendo como lo estoy  haciendo ahora, con ganas y divirtiéndome; el correr es mi máximo aliado, el único; si lo tengo a él lo tengo todo y me convierto en un ser indestructible.


7 comentarios:

  1. Hay que cuidar al turismo, que lo mismo es lo que nos saca de la crisis... ;)

    ResponderEliminar
  2. Pues no pares de correr. Es lo que nos hace fuertes y nos anima a todo...Venga Runnoy que no llegue ese dia que si me entero me subo corriendo a BCN y te saco por el Garraf para que se te quiten las dudas...

    ResponderEliminar
  3. Cuidado con esos encuentros fortuitos que suelen dejar huella, jeje, o moratones ;-)

    ResponderEliminar
  4. Manuel a pesar del baile con la Japonesa te has marcado un entreno de P.M.! Las cosas malas que nos puedan venir ni pensarlas que estoy seguro si se atreven a venir tu vas a tener valor para torearlas y acabar con ellas como un autentico runner torero que eres... Ah y bailaor!!

    ResponderEliminar
  5. Manuel ahi que disfrutar y vivir el momento... lo demas, si llega le daremos fuerte como hace el tio del mazo.
    FELIZ AÑO AMIGO Y APROVECHA EL MOMENTO

    ResponderEliminar
  6. Nos suceden muchas cosas pero siempre somos la misma persona, aunque se nos olvida. Correr es lo que tiene, que te dice que eres el mismo tipo que ayer, que te sigue gustando las mismas cosas y que puedes hacer lo mismo, cuando viene una época chunga se nos olvida, por eso es importante tener referencias. Correr es clave para no olvidarnos de nosotros mismos. ¡Ah¡ y creo que sí, que en cualquier caso eres indestructible.

    ResponderEliminar
  7. Lo que pudo ser el comienzo de una bonita amistad, se quedó en un baile absurdo. En fin, que tenga usted un buen año 2012. Haxa salú.

    ResponderEliminar