Bajo un cielo que amenazaba lluvia, al final no ha llovido, toquemos madera, ésta tarde, y teniendo todavía presente los kilómetros que hice ayer en compañía del Indio Ziur, he creído conveniente no excederme en mis ansias de comerme al mundo de un solo bocado y en lugar de soltarme la melena y dejarla mecer al viento hacer sólo setenta minutos de carrera continua a un ritmo moderatto contemplativo a orillas del mar Mediterráneo y por el paseo marítimo de Vilanova; setenta minutos de carrera continua que entre otras muchas cosas me han servido para darme cuenta que el simple hecho de estar vivo es cojonudo y que casi nunca somos plenamente conscientes de ello; gracias por existir; Chris Rea, Looking For The Summer.
De la melena suelta y al viento quiero foto... ;)
ResponderEliminarLo de la melena no me da envidia, creo que andamos igual. Pero lo de correr a orillas de la mar, eso sí, y muchaaaa!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Tu reflexión parece obvia, pero es muy profunda, como siempre. Gracias por tus ánimos. Un abrazo.
ResponderEliminarEl running, como la propia vida, cojonudos
ResponderEliminarEs cierto, cada día al acabar de correr debemos dar gracias simplemente por poder hacerlo.
ResponderEliminarSi, hay que dar gracias, ayer yo las di...
ResponderEliminarDesde luego el amanecer cada mañana ya es un lujo.
ResponderEliminarRodar por el simple hecho de rodar y sentirnos libres es cojonudo.
ResponderEliminarQue razón la tuya Manuel, y tu rodaje con la melena al viento de lo mejor.
ResponderEliminarUn abrazo.