Viernes, 3 de Septiembre.

El maestro de maestros Gonzalo Quintana, alias Susako Runner, más conocido como el coleccionista de grabados japoneses, quiere saber, cito textualmente, de dónde coño saca Manuel Binoy las fuerzas para hacer dieciocho kilómetros diarios, a lo que Manuel Binoy responde que no lo sabe y que además no es la persona adecuada a quien hacerle ese tipo de preguntas de tan difícil respuesta; hay otros runners más avezados, que entrenan más y mejor y cuyas capacidades de análisis superan con creces a las del calvo de Barcelona; de todas maneras es una muy buena pregunta, ¿de dónde sacamos, los corredores populares y los triatletas, la fuerza para hacer lo que hacemos?; !dios mío!, casi es la pregunta del millón de dólares y su respuesta la puerta que daría acceso a la resolución de todos los misterios habidos y por haber; que somos una gente un tanto especial, es cierto; que somos dueños de una voluntad a prueba de bomba, también es verdad; que somos apasionados y vivimos nuestro ¿deporte? con una obsesión casi enfermiza, está fuera de duda; que sentimos muchas emociones imposibles de explicar con palabras cuando estamos corriendo o cuando hemos terminado de correr, por supuesto que sí; pero todo esto no son más que conjeturas, piensa Manuel Binoy, cosas que aunque son muy ciertas y reales no ayudan en nada ni al esclarecimiento de la verdad, en el caso de que exista alguna verdad en este mundo, ni al hallazgo de la respuesta única y definitiva, ante todo lo cual nuestro común amigo Manuel Binoy, en un alarde de sacrificio sin precedentes, se presta voluntaria y libremente a que su cerebro sea extraído de su cavidad craneal y depositado en una mesa de operaciones con el fin de que los investigadores más intrépidos del mundo científico puedan trocearlo, analizarlo, manipularlo, estudiarlo y hasta incluso destruirlo para siempre si con ello se consiguiera responder de una manera taxativa a la pregunta que nos hacía el maestro de los maestros; Manuel Binoy está disponible y a partir de este momento abre todas sus vías de comunicación a la espera de ser requerido por el primer científico que acepte el reto y se atreva a desvelar uno de los grandes misterios de la vida, ¿de dónde sacamos, los corredores populares y los triatletas, la fuerza para hacer lo que hacemos?; hasta que llegue ese día o hasta que reciba esa llamada destinada a desvelar la información que guarda el cerebo de un corredor popular, seguiré corriendo como lo estoy haciendo hasta ahora y lo haré de la única manera que sé hacerlo, disfrutando; hoy han sido diecisiete kilómetros de carrera continua con cambios de ritmo de uno y dos minutos y la verdad es que me he sentido bien, muy bien.