Lunes, 2 de Agosto.

Mi nombre es Ramirez, James Ramirez, ex agente secreto del SIM, ex militar venezolano, ex Boina Verde con distintivo de oro, ex jefe de operaciones especiales de la marina turca y desde hace seis años uno de los cuatro entrenadores/guardaespaldas de Manuel Binoy; mi trabajo durante todos estos años ha consistido en cuidar y proteger su integridad física y en hacer de él un corredor constante y regular, de esos que no se saltan un entreno por nada del mundo y que hacen de la rutina diaria y del autocompromiso uno de los abecés de su vida; sin miedo a caer en la pendandería gratuita y banal puedo decir que lo he conseguido; su constancia ya forma parte de su piel, la tiene tan asimilada y tan integrada en su mente y en su cerebro, tan metida en lo más hondo de sí mismo, tan hecha a su imagen y semejanza, que el día que se vaya de este mundo se la llevará con él; si hasta hoy he permanecido en silencio y escondido en el anonimato ha sido por cuestiones de estricta seguridad; la razón de que ahora me decida a hablar públicamente es que mañana me jubilo y dejo el trabajo que tantas satisfacciones me ha dado a lo largo de todo este tiempo, y lo quiero hacer tomándome la libertad de ocupar el blog de mi jefe y amigo para decir que hoy ha sido el último día que correré a su lado; hemos completado un total de dieciocho kilómetros y no se me cae la cara de verguenza ni me arrugo al confesar que en algún momento del entreno se me han caído las lágrimas y he llorado de pena y de alegría; de pena porque a nadie le gusta que lo pasen a la reserva y a la vida pasiva y de alegría porque me voy dejando a un corredor hecho, derecho y constante, que al fin y al cabo era la finalidad de mi trabajo y el motivo por el que fuí contratado.