Creo que me estoy convirtiendo en un adicto a la cocacola. En los cincuenta y dos años que llevo viviendo en este planeta condenado a la destrucción nunca había bebido tanta como en estos últimos meses. Es superior a mis fuerzas, no puedo hacer nada para evitarlo, es mi organismo el que me la pide, mis glándulas gustativas, tal vez mi sangre poco dulce; mi cerebro, por principios, se niega y está en contra, protesta, se niega a caer en la tentación una y otra vez, pero su resistencia dura lo que un caramelo a las puertas de un colegio repleto de niños con caries y sin ser muy consciente de ello, empujado por un deseo puramente animal, bajo a la calle con prisas, apresuradamente; entro en el primer establecimiento que encuentro abierto, pido una botella de cocacola de dos litros, pago el dinero que me piden sin regatear ni un céntimo de euro y una vez en casa, mientras ceno cualquier cosa, me ventilo los dos litros a la velocidad del rayo y es entonces cuando ya más tranquilo y relajado, satisfecha la sed o lo que sea, doy por concluída la jornada y con una serenidad tanto de mente como de espíritu me voy a dormir hasta el día siguiente y lo hago bien y profundamente, sin interrupciones y de un tirón. Ahora mismo me he levantado de la silla en la que estaba sentado, he ido a la cocina y encima del mármol he contabilizado, vacías, once botellas de cocacola de dos litros. No es broma. Si alguien que lea estas líneas tiene la más mínima duda de lo que estoy diciendo, con mucho gusto lo invitaré a una cena vegetariana y saludable y así, de paso, podrá comprobar con sus propios ojos la veracidad de lo que digo. Hoy no he salido a correr. Sábado, en mi vocabulario, es sinónimo de descanso.
hola manuel,antes que nada te doy las gracias por tus comentarios en mi blog y me gusta saber que quizas pueda inspirarte alguna influencia positiva y eso me enorgullece,me gustaria que siempre fuese así pero tambien tendré dias malos y gracias a vosotros los superaré,leyendo vuestras cronicas y entrenos que tambien a mi me sirven de ejemplo y me dan animos.el tema de la coca-cola me pilla descolocado,yo no la bebo aunque me han dicho que mezclada con ron esta re-buena,ja,ja.un fuerte abrazo manuel y si puedes bebela light.
ResponderEliminarNo te imagino ingiriendo coca cola tan vorazmente.
ResponderEliminarEn fin, el desgaste, la humedad, la sed, el dulce, todo se halla en ese brebaje que ahora tanto necesitas. Me imagino que desaparecerá con el verano.
Un abrazo.
Vaya, pues ahora me apetece una coca. Como hagas una serie de entradas así, mandas la dieta de medio universo bloguero al traste, ja, ja.
ResponderEliminarJo, pues no que me han entrado ganas de una cocacola fresquita con muuuuuuucho hielo...jooooo... malditos yankis!!!
ResponderEliminar