miércoles, 20 de mayo de 2009

Miércoles, 20 de Mayo

Estúpida mañana la de este miércoles de Mayo que alguien que no debe tenerme mucho aprecio ha querido que sea caótica y estresante para mí. Después de comer y por la tarde bastante mejor. Las aguas han vuelto a su cauce y gracias a mis dotes y a mi talento natural para saber navegar por aguas turbulentas he recuperado el control, la templanza y el equilibrio que me han caracterizado desde siempre, y a las cinco en punto, después de haber salido del retaurante vegetariano en el que preparo, elaboro y cocino, entre otros muchos platos, las hamburguesas de soja y los estofados de seitán, ya en la calle, camino de casa, en el tren de cercanías, pensando en el entreno que haré esta noche he vuelto a sentirme otra vez yo, el hombre de cincuenta y dos años nacido y venido a este mundo gracias al amor de una mujer grande, una mujer blanca, una mujer limpia, una mujer embarazada de nueve meses y un día a quien nunca le importó lo más mínimo ni el grito desgarrado de su cuerpo ni la pérdida irremediable de su sangre a la hora de estirarse en la cama con las piernas abiertas y sentir cómo las manos enguantadas del médico intentaban sacarme a la luz del quirófano a pesar de que yo gritaba no quiero salir , y mi madre, empujando desesperadamente con todas sus ferzas, estaba dispuesta a seguir empujando una y otra vez hasta el límite real de sus posibilidades con tal de que yo pudiera nacer y sentir la emoción de ser un trozo de nada caído del cielo, el producto natural del amor entre un hombre y una mujer, apenas tres kilos de grasa manchados de sangre y antes de que pudiera darme cuenta ahí estaba yo, cuidadosamenete envuelto en una sábana de hilo, respirando, viviendo, sintiendo por primera vez en mi vida la proximidad de ese pecho rojo y caliente que subía y bajaba a medida que mis labios de recién nacido iban succionando ese primer alimento natural, esa primera leche materna cuyas propiedades nutritivas me han ofrecido la posibilidad de crecer y convertirme en lo que soy ahora y ahora es cuando viene la pregunta, ¿qué soy?, y la única respuesta segura que se me ocurre es la siguiente: un tipo al que le gusta correr. Parece mentira que después de haber leído tantos libros, después de haber asimilado tanta información sobre la condición humana, después de haberme asomado a las distintas religiones en busca de una verdad que me satisfaciera, después de haberme mirado y remirado por dentro y por fuera y después de haberme estado buscando durante tantos años sólo pueda decir que soy un tipo al que le gusta correr. Me gusta la sencillez de la respuesta y en honor a la verdad debo confesar, y lo hago con toda la humildad de la que soy capaz, que me siento orgulloso y muy satisfecho de poder decir bien alto y a los cuatro vientos que después de cincuenta y dos años de vida ininterrumpida sólo soy un tipo al que le gusta correr. Creo sinceramente que a pesar de su falta de trascendencia, ésta es una respuesta que nos enaltece y nos hace grandes y mejores y más sencillos, en una palabra, cojonudos.

7 comentarios:

  1. Amén. Maravillosa entrada. Me la vuelvo a leer ahora mismo. Un abrazo y gracias por tu visita.

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  2. Sí, a mi también me gusta correr. Es estupendo descubrir que se puede sentir uno tan lleno con tan poco. Gracias por las visitas.

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  3. hola manuel,si a lo que cocinas le pones el mismo cariño que le pones a lo que escribes y a lo que sientes dejame decirte amigo mio que me gustaria comer tu comida todos los dias.que sepas que si vienes a sevilla aqui tienes un amigo,aquí no seras un extraño.un abrazo.

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  4. Es curioso, la mayor parte de la gente de este mundo evita mirarse y remirarse, por fuera y aún más por dentro... :) Y sin embargo, una vez que uno afronta sus miedos, ¡qué cosas tan maravillosas llegan a encontrarse!

    Yo aún sigo mirándome Manuel, y voy llegando a buenas y orgullosas conclusiones...

    Por cierto, que bien llevados tienes esos 52. ;)

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  5. "Un tipo al que le gusta correr" es mucho, hay gente que no puede decir nada de si mismo

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  6. Hola Manuel, me has dejado con la boca abierta....me he imaginado a mi madre haciendo lo mismo por mi y ahora mismo la llamo por telefono para darle las gracias.....

    Sinceramente, yo tambien soy un hombre que le gusta correr, me hace libre, no necesito nada más....

    Un saludo
    Quique

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  7. Manuel tío, eres una persona que está en constante inspiración, joder como expresas jodio, porque sabes decir las cosas que algunos muchas veces sentimos y no sabemos transmitir o comunicar, ole tus huevos por escribir lo que se siente desde dentro que no todos lo pueden decir o se atreven a decir.
    Oye y no es por la edad porque yo tengo la misma que tu y no me llega ese punto de inspiración para contar esas cosas de una forma tan especial como tu lo haces.
    No cambies campeón, eso si, el sentimiento de que nos gusta correr, es un placer que puedes asegurar que compartes con mucha gente, de distinta condición, sexo, religión, etc etc.
    Un abrazo Rafa

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