lunes, 1 de junio de 2009

Lunes, 1 de Junio

Sábado. Después de seis horas de viaje en un tren bastante cómodo y confortable hemos llegado a la estación de Bilbao a las tres y cuarto de la tarde y lo primero que hemos hecho ha sido encomendar nuestro cuerpo y nuestra mente a la providencia y a los espíritus de la buena suerte, pidiéndoles que por favor nos trataran bien y que nos facilitaran las cosas para que todo saliera de la mejor manera posible. Después, ya puestos en el tema y una vez familiarizados con los treinta grados de temperatura que marcaban los termometros, nos hemos dirigido al hotel Villa de Bilbao donde una vez confirmadas las reservas hemos subido a la habitación a dejar las maletas, descansar unos minutos y a partir de ahí hemos iniciado el ritual que suele llevarse a cabo en situaciones como las que nos ocupa, es decir, buscar un sitio para comer, ir a recoger los dorsales y la bolsa del coredor, dar una vuelta por la ciudad visitando los lugares de más interés, regresar al mismo restaurante donde hemos comido y pedir un plato de pasta para cenar, regresar al hotel caminando tranquilamente, dejar las cosas preparadas para el día siguiente e irnos a dormir con la única preocupación del excesivo calor que ha hecho durante todo el día; humedad y calor, enemigos declarados para mañana, serios inconvenientes para alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto y al final nos hemos dormido con la esperanza de que el día D amanezca con el cielo cubierto de nubes o en su defecto con una temperatura ambiental menos agresiva que nos permita correr con ciertas garantías. Domingo por la mañana. Después de un sueño tranquilo y reparador nos hemos despertado a las siete y cuarto y la primera alegría que hemos tenido ha sido cuando nos hemos asomado a la ventana y hemos podido comprobar que el cielo de Bilbao, a diferencia del sábado, en contra de todas las previsiones, estaba cubierto de nubes pequeñas y grises y la temperatura, al menos durante las dos primeras horas, sería ideal para correr sin agobios y sin el inconveniente siempre molesto del calor asfixiante. Hemos desayunado con tiempo más que suficiente y a las ocho en punto ya estábamos bajo el arco de salida haciéndonos las fotos de rigor, disfrutando del momento, comentando la jugada, repitiendo por enésima vez la estrategia a seguir, el ritmo que deberíamos llevar hasta el kilómetro treinta, la velocidad que deberíamos adoptar a partir del treinta y uno si las fuerzas nos lo permitían; cuatrocientos corredores unidos por la misma lusión, reunidos en el mismo afán, ambiente fenomenal y organización perfecta, amabilidad a flor de piel, los voluntarios pendientes y atentos, muy metidos en su labor, nervios previos y normales minutos antes de la salida y a las ocho y media en punto, después del consabido pistoletazo, empezamos a correr nuestra duodécima maratón y ya desde el primer kilómetro, como un reloj de alta precisión, vamos marcando los tiempos de paso que habíamos previsto, relajados, tranquilos, pero firmes, con muy buenas sensaciones en las piernas y la cabeza concentrada en lo que estamos haciendo; la temperatura sigue siendo buena aunque el cielo empieza a abrirse y los primeros rayos de sol hacen acto de presencia; pasamos por el kilómetro diez en el tiempo que estaba estipulado, la primera media maratón la cubrimos en una hora y cuarenta y cinco minutos, vamos bien, con garantías más que suficientes para bajar de las tres horas treinta, la gente que nos ve pasar nos anima y nos aplaude con ganas, los voluntarios nos van indicando en todo momento por dónde hemos de seguir, la ría de Bilbao, por donde transcurre la mayor parte de la maratón, es espectacular, no había estado nunca y la verdad es que me está gustando lo que estoy viendo, el recorrido es prácticamente llano, apenas hay subidas, algún que otro repechón, pero nada de importancia, ninguna dificultad que te haga aminorar la marcha; seguimos disfrutando de la carrera, el cielo ahora es completamente azul, no hay ni una sola nube y el calor empieza a apretar de verdad, bebemos agua en cada avituallamiento, nos quitamos el sudor de la frente con la palma de la mano y es acojonante sentirte corriendo, notar cómo tus piernas avanzan una detrás de las otra, cómo tus brazos acompañan los movimientos de tu cuerpo, cómo la respiración y el corazón van acompasados y foman una máquina perfecta, la sensación de estar haciendo algo importante y poder vivirlo; correr es cojonudo, no hay palabras suficientes en el diccionario de la real academia que lo puedan definir, en momentos así es cuando más cuenta me doy de ello; en el kilómetro treinta y uno aumentamos ligeramente el ritmo, seguimos bien, nos sentimos felices y fuertes, afortunados de poder sentir tan intensamente lo que estamos haciendo, somos tres, la liebre de tres treinta, mi amigo Carles Aguilar y yo, camino de la gloria no porque vayamos a ganar nada, sino porque estamos en Bilbao, en una maratón, pisando el asfalto, golpeando contra el suelo, corriendo y poniéndonos a prueba, sudando como cerdos encerrados en una camara de aire muy caliente; estamos en el kilómetro treinta y cuatro y antes de que pueda darme cuenta mi amigo Carles Aguilar y la liebre de turno se han alejado de mí unos metros, me han dejado atrás, intento seguirlos, no quedarme descolgado, pero mis piernas no me responden, se han vuelto torpes de repente, noto mucho calor en la garganta y en la cabeza, la vista empieza a fallarme, se me nublan los ojos, el sudor es agobiante y me molesta, me arde la piel y tengo la boca más seca que el más árido de los desiertos, me cuesta incluso hasta tragar mi propia saliva, mi lengua es un elemento extraño, como un pedazo de goma seca en el interior de mi cavidad bucal, me noto ligeramente mareado, lo suficiente como para tomar la decisión de aflojar el ritmo y olvidarme de bajar de las tres horas y treinta minutos y es como si una bola de fuego me hubiera entrado por la planta de los pies y hubiera subido hasta la azotea quemando todo lo que se encuentra en su camino y lo único que deseo en estos momentos, lo necesito como el aire que respiro, es llegar hasta el próximo avituallamiento y beber mucha agua, mojarme y refrescarme, bañarme, sumergirme en un mar de líquido transparente y muy frío y cuando paso por el lado de la mesa donde me esperan las botellas de agua y las esponjas, tal vez percatándose del estado en el que he llegado, un voluntario, con toda la buena intención del mundo en sus palabras, me aconseja que me detenga y que me recupere antes de seguir, me pregunta si me encuentro bien y si necesito su ayuda, le contesto que no, que estoy bien, le doy las gracias y después de haber bebido lo suficiente y de haberme vaciado dos o tres botellas de agua por encima de la cabeza, ya recuperado y una vez normalizada mi temperatura corporal, sigo corriendo los pocos kilómetros que me faltan y a pocos metros de la meta mi amigo Carles Aguilar (tres horas veintinueve, mejor marca personal) viene a buscarme, me acompaña corriendo el último tramo y cuando paso por el arco de llegada el cronómetro se detiene en tres horas, cuarenta minutos y veinte segundos. Estoy contento a pesar de no haber conseguido el objetivo que nos habíamos marcado. El golpe de calor que me ha impedido mantener el ritmo adecuado ha sido una putada, uno de los tantos accidentes que no pueden preveerse. De todas maneras he regresado a Barcelona satisfecho de mi decisión y con la conciencia tranquila. No está bien que lo diga yo, pero sinceramente creo que he corrido bien y que no he escatimado esfuerzos. De las doce maratones que he hecho hasta el momento en siete he bajado de tres treinta; tres las he hecho en tres treinta y tres y dos en tres cuarenta. Pienso que el balance es bastante positivo y eso me da fuerzas y ánimos para seguir en la brecha y pensar ya en la próxima que lo más seguro sea la de San Sebastián el próximo mes de Noviembre. A todos los amigos que visitan este blog sólo decirles que siento mucho, lo digo de todo corazón y con mucho afecto, no haber estado a altura de las expectativas que se habían creado. Un saludo y un abrazo para todos.

13 comentarios:

  1. Hola Manuel, lo primero darte la enhorabuena por terminar como un tio grande, sin arrojar la toalla, y lo segundo, no tienes que sentir no haber bajado de 3:30, el muro del maratón unido al calor te pasó factura...

    En la proxima seguro que lo bajas, yo tengo pensado correr Zaragoza o San Sebastian, la primera me tira más por la cercanía, pero aún no es fijo....

    Mucho ánimo y a recuperarse bien, ahora tienes que hidratarte mucho y descansar una semanita...que te lo has ganado.

    Buena crónica, no es como todas, es un placer leerte.

    Un saludo
    Quique

    ResponderEliminar
  2. Manuel me parece que tienes un corriculum no sólo envidiable si no que además está al alcance de muy pocos runners. Hiciste lo correcto, adecuaste el ritmo y te hidrataste y cuando la inmensa mayoría hubiera abandonado, tú seguiste sin importante el crono, por otro lado nada despreciable. Como digo, eres muy grande, enhorabuena.

    Una más en la buchaca.

    ResponderEliminar
  3. Hola Manuel, felicidades por la crónica, muy buena y con mucho sentimiento. Enhorabuena por acabar otro Maratón con unos números formidables. Los objetivos siempre están ahí, pero un maratón no lo termina cualquiera.
    Venga, a recuperarse pronto.
    Un abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
  4. manuel te felicito a pesar de no haber cumplido con tus planes pero es que esto del maraton es asi ,la belleza de esta prueba radica precisamente en su dificultad. cualquier bobada puede dar al traste con todo y venirte de vacio.
    no debes considerarlo un fracaso,fracasa quien no lo intenta o abandona.
    si has acabado contento,yo tambien estoy contento y te animo para tu proximo proyecto.
    la cronica ha sido perfecta,la hubiera firmado el mismisimo jose maria garcia.
    venga ahora a recuperar bien y a retomar con fuerza los entrenamientos pensando en la proxima meta.
    san sebastian es el sitio perfecto y la fecha perfecta para desquitarte,no hay otro sitio mejor.un abrazo y a descansar.

    ResponderEliminar
  5. Ante todo, Manuel, mi mas enhorabuena. No debes disculparte, nosotros los maratonianos sabemos lo dura que es esta carrera y mas en esas condiciones de calor. Apuesto lo que fuere, que de no haber sido por la alta temperatura, hubieras entrado con tu amigo. Mis felicitaciones, ya llevas un maratón mas que yo, espero hacer el doce este otoño. Saludos

    ResponderEliminar
  6. Yo solo puedo mostrar admiración y agradecimiento por la crónica. Cada vez que leo una buena crónica de maratón sueño con sentir esa misma sensación de poder y libertad que transmites.
    un abrazo
    Enhorabuena

    ResponderEliminar
  7. Buenas Manuel.

    Lo primero de todo……………… CON DOS COJONES TÍO.

    A ver por partes:

    Enhorabuena, como dicen todos los comentarios precedentes una más, cosa que no puede decir todo el mundo, eso para empezar.

    Lo segundo hay que tener el coco mu bien amueblado (como tu lo tienes), para sobre la marcha aflojar el ritmo, no cebarte e ir con tus compañeros (cosa que te habría matado), y acabar, si acabar, y mas o menos controlando, que diez minutos más de las 3:30 no es ninguna catástrofe, o si no fíjate en los de la elite que pegan unos pinchazos de tomo y lomo y son profesionales y viven de ello.

    Mira te voy a contar una cosa que me pasó, corría en Madrid para bajar de 3 horas, menuda temporada previa, 1:21:02 en la Media Coslada, 1:25:30 en la media de Fuencarral (que tiene sus cuestas), etc etc., así que salí ese año en Madrid a comerme las 3 horas, en el Km 34 2:20, como una bala, no había bebido casi nada, embalado, con mucho calor, Pasado el 34 en 200 metros, solo en 200 metros las piernas me dijeron hasta aquí, el peor calvario que se le puede desear a alguien, no supe ver las sensaciones de mi cuerpo, ni las circunstancias de la carrera, calor etc (cosa que tu has sabido ver), en el puesto del Km 40 de todo lo que bebí me dijo una persona de la organización, si sigues bebiendo más te retiras ahora mismo, estas completamente deshidratado, llegue Manuel llegue en 3:17, sufrí como un perro, con tirones en las dos piernas, parando y estirando donde podía, y lloré como un niño en la meta, no por el tiempo (lo de menos), si no por no haber sido lo suficientemente inteligente y no dosificarme, que como te he comentado tu has sabido ver muy inteligentemente.

    Después me he dediqué a hacer las dos siguientes disfrutando, renunciando al tiempo, sin estrés, y haciendo aposta media hora más de lo que podía hacer, que bonita es la Maratón también así Manuel, y ya llevo 28 a cuestas eh?.

    Bueno que me lío, que sabes Manuel, en Octubre está San Sebastian que es preciosa también, o Bilbao el próximo año, o cualquier otra, tranquilo campeón tranquilo que lo has hecho muy bien.

    Ni se te ocurra pedir disculpas de nuevo, las gracias te las tenemos que dar nosotros a ti, por insuflar desde tu blog ese espíritu que solo los zumbaos que corremos sabemos sentir.

    Un abrazo y espero y deseo que quizás algún día podamos disfrutar de una maratón juntos.

    Cuídate y a recuperarte.

    ResponderEliminar
  8. Pues qué voy a decir yo, que no hayan dicho ya unos cuantos 'veteranos' antes... Que las disculpas no se aceptan porque no ha lugar. :) Lo único que se puede decir es felicidades y enhorabuena por terminar un maratón más y con esas condiciones... De todo se aprende Manuel, y tarde o temprano a todos parece tocarles -aunque sea de refilón- el maldito mazo.

    Un fuerte abrazo y a seguir recuperándose con todos los ánimos. Mucha fuerza.

    ResponderEliminar
  9. Terminar una maratón ya es algo digno de elogio y encima a unos ritmos que ya los quisiera tener yo en un 10000.
    Aunque no consiguieras tu objetivo enhorabuena porque lo que has logrado ya es algo lo suficientemente grande como para que muchos te envidiemos.

    ResponderEliminar
  10. Hola amic. Fer un marató tu saps el mèrit que té més encara quan hi ha dificultats.
    La meva més sincera enhorabona pel teu dotzé marató, buf! vaja xifra!
    Una abraçada.

    ResponderEliminar
  11. Ha sido una buena galopada, sí señor, tienes experiencia en esto del maratón. Cuando te canses de ellos´(a todos o casi todos nos llega la hora), sumérgete en el oceano ultra, en él no hay cronos. Sólo la hiperdistancia (suena a Guerra de las galaxias ehhh).
    Nuestro lema es: ir lento al principio, luego a la mitad de la carrera ir un poco más lento para acabar más lento todavía...
    El reloj para las relojerias jejejej

    ResponderEliminar
  12. Vamos a ver Manuel una cosa..............
    Veo por lo prolífico que tu eres en escribir en el blog que desde la cronica de la Maratón de Bilbao no has vuelto a poner nada, hummmm.

    Puedo entender que estes algo desanimado, pero solo un poco eh?.

    Así que aunque no salgas porque estés recuperandote (cosa que entiendo), unas palabrejas no vienen mal, (hecho de menos tus cronicas tío jejejejeje).

    Venga anímo Manuel y "parriba" ese espíritu.

    Un abrazo
    Rafa

    ResponderEliminar
  13. Manuel, a este lector de tu Blog, a este seguidor de tus batallas con el asfalto, no tienes que pedirle disculpas ni darle explicaciones.
    Todos sabemos que el calor es nuestro peor enemigo. Y tú has sido un jabato luchando contra él hasta donde te han llegado las fuerzas. Y lo terminaste. ¿Te parece poco? Tu estadistica no se resiente por este resultado.

    En San Sebastián te darás cuenta.

    Tenía pendiente leer tu crónica de este Maratón y por fin la he hecho. Me ha resultado muy emocionante. Es de las crónicas de las que se aprende siempre algo.

    Manuel, estoy contigo, CORRER ES COJONUDO. Ese comentario que haces avanzada la crónica es muy emotivo. Es un canto a esta afición que nos tiene tan "envenenados".
    Trasluce bien cómo te sentías en ese momento. ¡¡¡Fantástico!!! Excelente crónica.

    Felicidades, Manuel. Y a tus compañeros también.

    ResponderEliminar