martes, 17 de enero de 2012

Esta mañana mi señor el gran visir Tintoré "Le fou" ha recibido la visita inesperada de la señorita Prudencia Wells (ver foto), y aunque le tiene un gran aprecio por los muchos años de amistad que los une y la respeta hasta límites insospechados por las sabios consejos que le suele dar, la verdad es que mi señor no es que la reciba  con los brazos abiertos precisamente porque cada una de sus visitas tiene como consecuencia directa, primero quedarse en palacio y después no poder salir a correr, y eso, para mi señor, es bastante duro de aceptar y se le hace muy cuesta arriba; es demasiado posesiva dicha señorita, quiere que estén por ella y que le agasajen con todo tipo de atenciones y siempre que se presenta en palacio sin avisar mi señor tiene que olvidarse de que él existe, posponer los asuntos de estado para otra ocasión y dedicarse a ella en cuerpo y alma, manteniendo largas conversaciones mientras toman el té en el salón de las visitas especiales o dando largos paseos por los jardines de palacio, pero siempre escuchándola con mucha atención, valorando en grado sumo sus opiniones y en cierta medida envidiando el chorro de sabiduría que nace en su cerebro y que sale por su boca transformado en verdades como puños; entre nosotros, en plan chafardeo y por el capricho de cotillear un poco, les diré que según mi experiencia en estos asuntos del corazón a la señorita Prudencia Wells le gusta mi señor; en ocasiones les observo cuando están  a solas y a la mínima ocasión que se le presenta dicha señorita no pierde la oportunidad de tirarle los tejos a mi señor, tentativas de seducción que el actual amo de la casa "Le fou", fiel a su Airemi "la única concubina"; sabe esquivar como nadie y torea como el más hábil de los diestros, haciéndose el loco y no dando importancia ni a la caída de ojos ni a las posturas sugerentes de la dama en cuestión; también es verdad, y esto va a misa, que por nada de esta vida mi señor iniciaría una relación sentimental con la señorita Prudencia Wells porque ello supondría dejar prácticamente de correr y ante la más mínima molestia muscular la que pasaría a ser mi señora ya le estaría regañando y escondiéndole en cualquier rincón de palacio las Nike Pegasus 28 y todas las prendas de running que mi señor suele utilizar cuando sale a entrenar; sería un exceso de prudencia que no le deseo ni a mi peor enemigo; en esta vida hay que ser osado y valiente, pero respetando ciertos límites, eso sí; sin ir más lejos, ésta mañana, cuando la señorita Prudencia Wells le ha preguntado a mi señor cómo se encontraba y con toda la ingenuidad del mundo éste le ha contestado que un poco cansado de piernas porque en dos días había acumulado cuarenta y tres kilómetros, ahí es donde la dama entrometida se ha hecho fuerte y poderosa, ha tomado las riendas de la situación y utilizando sus males artes, que son muchas y variadas, ha obligado a mi señor a que se tomara el día de descanso y el pobre infeliz no ha sabido hacer otra cosa que hacerle caso; rezo a los dioses para que se vaya de palacio cuanto antes, ésta misma tarde si es posible, y que pasen muchas lunas antes de que vuelva  a  visitarnos.

11 comentarios:

  1. Muy buena entrada, tampoco tiene que ser tan mala esa tal Prudencia Wells, a fin y al cabo se preocupa de tu señor Tintoré. jejeje...

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  2. Creo que al final, Prudencia Wells, podria seducir a cualquiera con esa belleza, y no seria tan malo como aparenta, ya que despues de haber recorrido miles de kilometros a galope, es bueno aceptar el dulce descanso que la dama ofrece.
    Un abrazo a Sir Tintore.

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  3. Aunque la presencia de la señorita Prudencia Wells incomode a tu señor, y le haga cambiar de planes, seguro que a la larga esa estancia en palacio le vendrá bien al señor Tintoré.
    Un saludo.

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  4. esa prudencia te quiere llevar al huerto, tu sabrás...

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  5. Hombre yo creo que le ha venido bien la visita de la señorita, 43 kilómetros en dos días son muchos kilómetros.

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  6. Yo de cuando en cuando no me importaría que me visitará dicha dama...

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  7. el descanso también es entrenamiento, nos seguimos leyendo.

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  8. Pues a mí me visitó su hermana gemela, aunque te aseguro que no está de tan buen ver, será que no salió de la misma cepa, lo que mepudo permitir escaparme a nadar un rato, eso sí en lo de correr tan implacable por lo que veo como su hermana. Y por si acaso la envié a tu casa rápidamente, para que reunas a la familia ;-)

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  9. Cierto, lo último que se me ocurriría si se me apareciera la señorita Wells es salir corriendo... :)

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  10. Coméntele a Su Excelencia que analice las ventajas y desventajas de las visitas de la Pruden a su casa. A veces queremos tenerla a nuestro lado, pero que su visita sea lo justo, sin excesos. Muy buena entrada Manuel, un abrazo.

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  11. Manuel, muchas gracias por tu visita, te la devuelvo, y me quedo por aqui.
    Un abrazo.

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