martes, 27 de diciembre de 2011

Ayer por la noche mi primera y única intención era salir a correr a las cinco cuarenta y cinco de ésta mañana, pero cuando ha sonado el despertador he descubierto, entre asustado y sorprendido, que a pesar de todos mis esfuerzos no podía levantarme de la cama, no porque me sintiera cansado o tuviera más sueño, sino porque las sábanas y el edredón, en una alianza seguramente pactada  de antemano, como si durante el transcurso de la noche hubieran cobrado vida propia, no me lo han permitido de ninguna de las maneras, se han puesto de acuerdo y como si les hubieran surgidos brazos y piernas y otras extremidades de índole desconocida me han atenazado, sujetándome a la cama, presionándome con tanta fuerza que todos mis intentos por liberarme han resultado inútiles e infructuosos; he luchado, me he debatido, he intentado hasta la extenuación apartarlas de mí, las sábanas, pero cuanto más lo intentaba más pesadas se hacían, con más saña sentía la presión que ejercían sobre mí, con más destreza inmovilizaban mis piernas y mis brazos que no dejaban de moverse desesperada y desordenadamente, y la presión que ejercían sobre mi pecho me ha hecho pensar en lo peor, en una muerte por axfisia, por ejemplo; su peso era descomunal, como si en lugar de sábanas normales y corrrientes fueran bloques de cemento armado, la tapa de un ataúd de mármol o de un sarcófago antiguo, propio de los faraones del antiguo Egipto, que todavía es más hermético; ha sido una batalla desigual e injusta y al final no he tenido más remedio que rendirme y claudicar, y sólo cuando he admitido abiertamente mi impotencia, sólo cuando me he mostrado débil y he dejado de resistirme, entonces ha sido cuando me han liberado y me han dejado levantarme, pero ya era demasiado tarde, las siete y media, tenía que ir a trabajar y  lamentándolo mucho no me ha quedado más remedio que salir a correr por la  tarde, a las cinco en punto, después de currar; han sido dieciesiete kilómetros por el litoral de Barcelona, con siete cambios de ritmo de cinco minutos cada uno y a pesar de la mala experiencia vivida por la mañana las sensaciones después de haber terminado el entreno han sido muy buenas y la verdad es que me he sentido muy bien y en paz, el estado anímico idóneo como para poder perdonar, no tomar represalias y no cortar en mil pedazos las sábanas en cuestión.

12 comentarios:

  1. Qué horrible escena, con lo emocionante que es despedirse cariñosamente de las sábanas y calzarse las zapatillas a esa hora... :) Pero es normal que se pongan celosas a veces!

    De buena helada te has librado, eso sí!

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  2. me alegro de que estes otra vez por aqui, estuve en tu ciudad y me gustó correr allí. Un saludo

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  3. Lo que cuenta que al final vencistes y aunque fuera por la tarde te has marcado un entreno de cojo....Saludos campeon.

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  4. De vez en cuando hay que cumplir con las sábanas también, no? Pero ya puesto podían haber seguido atenazándote y no dejarte ir a currar...como los benos amantes.

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  5. animos crack...sigues superandote cada dia...

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  6. Hombre, no es para tanta lamentación. Has cumplido tu parte del trato por la tarde: 17K. Lo peor es que si corres por la tarde y luego otra vez por la mañana no hay 24 horas de descanso.

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  7. El cuerpo es sabio y sabe hacerse oír, animo que ya tendras días de los otros.

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  8. Pues para haber mantenido una lucha feroz tan temprano, has hecho un entrenamiento de lujo por la tarde! muy bien!

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  9. Me alegro de tu vuelta, Manuel, vaya lucha tuviste con las sábanas, mantas y edredones, pero por la tarde te resarciste.

    Saludos!!!

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  10. A ver si lo que estabas es soñando... jejeje. El haber descansado esas 2 horas más ha determinado el entreno de la tarde fuera formidable!!!

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  11. Ya no me acordaba de la envidia que me daba leerte cuando corrías cerca del mar. En Madrid no tenemos mar como sabrás. Mouriño nos pondrá uno para el año que viene, seguro.

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  12. Jejeje... tus sábanas deben de ser hermanas de las mías, que también tienen muy mala leche y no me dejan levantarme cuando yo desearía por la mañana.

    Felices Fiestas.

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