viernes, 22 de mayo de 2009

Viernes, 22 de mayo

Después de las series de ayer, y aprovechando que tenía dos horas libres antes de ir a trabajar, ésta mañana he salido a rodar una hora por el paseo marítimo de Vilanova acompañado de mi amigo Carles aguilar y durante los primeros diez minutos era como si en lugar de dos piernas de carne y hueso estuviera levantando, arrastrando, moviendo, intentando desplazar dos bloques de cemento armado de lo mucho que me pesaban y de lo tensas que las tenía; el corazón no me bombeaba la sangre al mismo ritmo que los pulmones respiraban y a cada paso que daba me cansaba más de la cuenta, no conseguía correr bien, no me encontraba a gusto haciendo lo que más deseo en este mundo y cuando he estado a punto de pararme y de irme a casa la voz de mi amigo, que corría a mi lado, ha venido en mi ayuda y me ha dicho que a él le estaba sucediendo exactamente lo mismo que a mí y que eso era muy normal teniendo en cuenta el fuerte ritmo con el que ayer hicimos las series y que dejara de pensar en mis piernas y en mis músculos agarrotatados y que girara la cabeza un momento y mirara con detenimiento el mar y el cielo y las nubes blancas y tuviera presente que la salida de hoy era sólamente de recuperación y no un entreno a los que estamos acostumbrados, y esas sabias palabras han debido de actuar como un bálsamo de aceite sobre mi conciencia porque después de haberlas escuchado y después de haberlas asimilado mis piernas han vuelto a recuperar la ligereza y la rapidez de costumbre y mi corazón y mis pulmones han vuelto a ser uno y tal vez influenciados por la brisa mediterránea mi cerebro y mis sentidos han conseguido que me centrara en lo que estaba haciendo y sin beberlo y sin comerlo, como por arte de magia, he empezado a correr bien y con ritmo, libre y suelto, divirtiéndome, sintiéndome en total armonía y en perfecta compenetración conmigo mismo y con el mar y las nubes blancas y al final, después de haber hecho unos diez kilómetros más o menos, nos hemos despedido hasta el domingo, me he duchado, he ido a trabajar como cada día de lunes a sábado y ahora, a las doce menos diez de la noche, sentado una vez más ante la pantalla del ordenador estoy escribiendo lo que estoy escribiendo no por ninguna razón en especial, sino porque me apetece hacerlo y disfruto haciéndolo y en cierta manera es como si en lo más hondo de mí mismo, en lo más recóndito de mi interior necesitara escribirlo y compartirlo con todo aquel que tenga la santa paciencia y la inmensa generosidad de leerlo algún día no para que me digan qué bien o qué mal lo hago, sino por el puro placer de decir y explicar cosas que a su vez otra persona diferente a mí leerá y ella también se sentará ante la pantalla de su ordenador y también dirá y explicará sus cosas y así, poco a poco, día tras día, en silencio, sin pedir nada a cambio, sin buscar nada ajeno a lo que es, sin ninguna pretensión de ningún tipo, sólo porque sí, porque nos gusta o necesitamos escribir lo que hacemos, sólo por eso, casi sin quererlo, vamos formando un grupo, una familia, una red, llamarlo como queraís, de personas que tienen algo en común y eso que nos mantiene unidos y en permanente contacto no es ni el dinero ni el poder ni los intereses personales de cada uno ni las ostias en vinagre, es algo mucho más sencillo que todo eso, la palabra y la necesidad que tenemos, todos los que escribimos, de jugar con ella, utilizarla, hacerla nuestra y compartirla con los demás de una manera totalmente desinteresada y generosa. En la foto grupo de corredores de la comarca del Garraf con los que me suelo reunir los domingos para salir a rodar largo y tendido.

4 comentarios:

  1. Pues a nosotros nos encanta que compartas todas estas cosas Manuel. En mayor o menor medida acudimos y regresamos porque nos vemos identificados con el que escribe su diario, porque encontramos algo en él que nos atrae y queremos conseguir, o ya tenemos y nos gusta recordar...

    Y por cierto, qué grandes son los amigos en esas situaciones cuando uno va 'tocado' y su voz y sus ánimos son salvadores y reconfortan. Vivan los amigos.

    Suerte, y a disfrutar, ya nos contarás. :)

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  2. que bueno es tener amigos en cualquier circunstancia de la vida,pero en los momentos dificiles y de sufrimiento es cuando mas los necesitas y mas nos alegra de tenerlos cerca.tu manuel, segun veo, tienes un buen puñado de ellos y esa deberia ser tu mayor fortuna.mi paso por el atletismo lo recordare siempre mas que por los trofeos conseguidos , por la gran cantidad de amigos que he echo y espero seguir haciendo.ese es mi mayor logro,las marcas obtenidas son solo un hecho anecdotico,solo son numeros,son facil de destruir pero un verdadero amigo pedurará siempre en el tiempo.enhorabuena por tener buenos amigos.

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  3. Hola Manuel, gracias a seguidores, te agradezco que incluya mi blog, he descubierto esta gran entrada y blog. Hay días, que sí, que son así, y me he visto reflejado con tu escrito. Permíteme que te linkee. Saludos

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  4. Hola Manuel, en esos días de piernas pesadas es importante ir acompañado de buenos amigos, el uno ánima al otro y así el entreno se hace más llevadero...

    Un saludo
    Quique

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